Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 28 de marzo de 2012

UN DÍA AGOTADOR E INTRANQUILO

 ... que te hace sentir bien,pero siempre hay algo que te hace...

Creo que lo mejor que puede tener una persona es lo que más le cueste aceptar. ¿Por qué? Simplemente porque eso es lo que más le costará asumir y, en consecuencia, es lo que más valor tendrá desde el punto de vista de renunciar a sí mismo y ofrecerse a los demás.

Por eso, ese será el sacrificio que más agradará al Señor. No porque te haga sufrir o te exija gran esfuerzo, sino porque ese esfuerzo te ayudará a crecer, a ser más persona y tener autodominio de ti mismo. Los momentos más duros de nuestra vida suelen ser los momentos donde más maduramos y crecemos. Claro, si los asumimos y los aceptamos con responsabilidad y compromiso.

Desde esa perspectiva, el nacimiento de un hijo con alguna minusvalía física representa una gran oportunidad para entregarnos a él o ella y mejorar como persona, porque eso nos exige dar amor, y el amor nos hace mejores. Desde ahí, toda la familia crece y mejora, y se une. El nuevo ser que ha venido, lejos de representar un trastorno y complicación, nos ayuda a unirnos, a valorarnos y a ser mejores. Es el caso de muchos niños y niñas minusválid@s que hoy, por comodidad y descompromiso, se matan.

Siempre en la dificultad se crece si se acepta desde la óptica del amor, y, sobre todo, injertados en el Espíritu Santo. Por eso, este día agotador que he tenido se lo ofrezco al Señor. No he podido rezar mis oraciones diarias con tranquilidad, y he ido un poco de cabeza y acelerado. Tengo la sensación que el día se me ha escapado de la presencia de Dios, y así noto su ausencia y paz.

Sí, al menos, he podido ir a la Eucaristía, ¡menos mal!, pero me siento intranquilo y cansado. Después de pasar tiempo y tiempo, el problema de la avería del agua sigue en casa. Experimentas que cuando te ocurre algo, ese algo te desplaza a Dios. Y me he dado cuenta, y me rebelo contra eso. Por eso, ahora, cuando tengo algo de tiempo, y he tenido que sobre ponerme, me paro para reflexionar y hacer la correspondiente a la de hoy.

Y mi oración sale de la experiencia vivida hoy. ¡Señor!, quiero ofrecerte todas mis debilidades, todas mis torpezas y todos mis intereses. Creo que los he puesto a los tuyos, o al menos a los que a ti te gustaría. Fui a resolverlo y pensé más en mis propias fuerzas que en Ti. Pasé por delante de Ti y ni siquiera te visité. Todavía, a estas horas no he rezado todas las oraciones que trata de hacer cada día.

Me doy cuenta del mal hijo que soy. Y eso me enseña a aguantar a mis propios hijos, y a darme cuenta que yo contigo soy incluso peor que ellos conmigo. Creo que todo lo que me ocurre, muchas veces Tú lo permites para que me dé cuenta de muchas cosas. Y, a veces, como hoy, dan resultado.

A medida que hablo y hablo, la paz me va invadiendo y me experimento más en paz y tranquilidad. Creo que lo importante, y lo que Tú quieres es simplemente que te contemos nuestras cosas y que la pongamos en tus Manos. Tú sabrás hacer cosas mejores que nosotros.

Y Tú, Señor, sabes que yo quiero, igual que otros muchos. Queremos ser tus discípulos y que Tú nos conduzcas y nos enseñes el camino y lo que debemos hacer. Sí, sabemos que no va a resultar fácil, pero estamos confiados que encontraremos la salida, porque de eso estamos seguros, Tú vas con nosotros. Un abrazo Señor y hasta mañana.

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