Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 21 de marzo de 2013

CUANDO MIS PALABRAS SE TERMINAN...



Quiero, Señor, seguir hablando con mi cuerpo, expresándote con gestos y signos que Tú eres mi Dios, y que nada colma mis ansías de felicidad sino tu presencia y tu Amor. Y hablo con él cuando mi sonrisa y mis actitudes derraman tu amor; cuando mis sufrimientos son apagados en la aceptación de mi propia cruz por tu amor; cuando la alegría es compartida con otros por tu amor...

Hablo con mi cuerpo, cuando lleva a mi vida tus Palabras de amor y de preocupación por todos aquellos que no te conocen, y, sobre todo, por aquellos que rechazan conocerte. ¡Dios mío!, si supieran que todos sus afanes, glorias y apetencias descansan en Ti, y que en Ti serían las criaturas más felices del mundo y eternamente gozosas.

Hablo con mi cuerpo, cuando en lo más profundo de mi ser guardo silencio ante los insultos, los desprecios, las risas y las afrentas que tus propios hijos te hacen cada día. Hablo con mi cuerpo, cuando comparto el sufrimiento y la tristeza por aquellas personas que, siendo madres, matan a sus hijos en su propios vientres. Hablo con mi cuerpo, cuando lloro la insolidaridad y lucho por la justicia, para aquellos que pasan hambre, carencias y derechos de todo lo que necesitan para vivir dignamente.

Y es en esos momentos, cuando mi pobre ser fatigado y cansado, irrumpe de nuevo y grita, buscando las palabras, la oración del hijo que busca en su Padre la esperanza de ser escuchado.

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