Jesús no vino haciendo ruido, ni alardes de poder y sabiduría. Jesús vino en aires de brisa suave, en susurros de caricias tiernas, en abrazos de compasión desinteresada. Jesús vino para amar dándose y entregándose, pero con una preferencia, no a los suficientes, poderosos, sabios y ricos, sino a los necesitados, sufridos y pobres desheredados.
Este es su perfil, así que si quieres ser de los suyos, no tendrás otra opción que aceptar ese estilo de vida y ser compasivo, darle dignidad a los últimos, y aliviar, curar y sanar a los enfermos. Es lo que fundamentalmente hizo Jesús. Nada de enseñanzas, de doctrinas, de religión, simplemente amar, amar y amar. Transmitir vida y compasión; dar dignidad y justicia, y aliviar el sufrimiento de los necesitados y pobres.
Es el mejor programa político que puede existir. Mientras en los medios, las tertulias se debaten en hablar y hablar sin llegar a ningún lugar, la vida que Jesús transmite, porque lo sigue haciendo a través del Espíritu Santo, nos interpela y nos señala la verdadera solución a los problemas de este mundo.
Falta una cuarta condición, porque habrá muchos errores, equivocaciones, apetencias tentadoras, mentiras, ambiciones, egoísmos, pecados... y, por tanto, necesitaremos el perdón, perdonar como nos gustaría que nos perdonen a nosotros. Sin lugar a dudas, sabemos sin mayor argumento que está es la única y verdadera solución.
Por eso, Padre del Cielo, porque sabemos que estás presente, porque sabemos que en tu Hijo Jesús nos has dando el camino, la verdad y la vida para llegar a Ti, porque sabemos que en Él, que ha muerto por nuestra salvación, nos perdona, nos espera, eres paciente y compasivo, y nunca nos da la espalda, te pedimos que, por los que han respondido con sus vidas y total entrega a tu llamada, nos purifiques y nos llenes del amor necesario para actuar desde la vida con la compasión que Tú nos quieres. Amén.
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