NUESTRO
ALEJAMIENTO DE DIOS
La tibieza spiritual aleja de
Dios a las almas.
Se apodera de ellas el desaliento.
Comenzó a caminar un alma por la
senda de la perfección. Va muy animada. Ve la santidad tan de cerca que le parece
tocarla con la mano. Pero anda y anda y la cumbre parece que se aleja cada vez más.
Entonces sobreviene fácilmente el desaliento: Nao autem sperabamus… yo esperaba
otra cosa, creía que la santidad era mas fácil de conseguir.
Invade el espíritu la cobardía.
Salen al paso enemigos muy poderosos: las pasiones que arrastran por otros
caminos más agradables, el mundo y los respetos humanos, las personas tibias
que desalientas: ¿vas a llevar una vida tan dura? Muchas almas que se
propusieron un ideal de santidad, se alejan cada vez mas de él, como los discípulos
se alejaban de Jerusalén.
Van tristes por la vida. El remordimiento
por los pecados veniales que cometen sin reparo, el pensamiento de que están frustrando
los planes de Dios, les quitan la alegría del alma.
¿Eres un alma de esas? Jesucristo desea hablar contigo. Ponte
al habla con El. Si quieres oírle, el te probara que es necesario sufrir y
abrazarte con la cruz para que entres en el cielo acompañado de las almas que
por tu medio se hayan salvado.
¿Eres cristiano? ¿Quieres salvarte Tienes que sufrir renunciando al placer prohibido, que lleva al infierno.
¿Eres discípulo de Jesús? Tienes que cargar con la cruz de los
mandamientos y caminar detrás de Jesucristo: el que quiera ser mi discípulo niéguese
a sí mismo, tome su cruz y sígame. ¿Quieres ser apóstol? Sin cruz no hay redención. Si el grano de
trigo no muere, permanece el solo; si muere produce mucho fruto. Las almas no se salvan viviendo cómodamente.
Se salvan como lo hacen Jesucristo y la Virgen y todos los apóstoles: sacrificándose por ellas. Sufriendo y
ofreciendo a Dios el sufrimiento.
Trata con Jesús
íntimamente para que te enseñe estas verdades y que encienda tu corazón en
deseos de imitarle.
Desde la Soledad del Sagrario
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