La resurrección
nos da también la posibilidad de acceder a una vida nueva por el hecho de que
podemos perdonar y ser perdonados.
EL PERDON ES EL MENSAJE
La resurrección de Jesús tiene
muchas dimensiones. Por un lado, se trataba de un evento físico. El cuerpo
muerto de Jesús fue resucitado. El universo cósmico en su nivel más profundo de
improviso tiene un nuevo conjunto de leyes y hasta los mismos átomos del
universo fueron reorganizados. Algo radicalmente nuevo, físicamente nuevo, tan
radical y nuevo como la Creación original, apareció en la historia. Este
aspecto no debe ser subestimado.
Sin embargo, la Resurrección fue
también un acontecimiento espiritual y eso también es importante. En la Resurrección
de Jesús se nos da solo un cuerpo y un cosmos resucitado, se nos da también la
posibilidad de perdonar y ser perdonados. Esta nueva posibilidad y su radical
novedad nunca deberán ser subestimadas. Desde el principio de los tiempos hasta
la resurrección de Jesús, los cadáveres fueron cadáveres, cuerpos sin vida. Los
corazones de Adán y Eva permanecieron muertos hasta la resurrección. Todo eso
ha cambiado ahora. Hay nuevas posibilidades.
Lo que es nuevo en la
Resurrección no es solo la increíble posibilidad de resucitar físicamente. La
Resurrección nos da también la posibilidad ---igualmente increíble--- de
perdonar y ser perdonados. Ese es el modo en que se nos pide apropiarnos de la
Resurrección en nuestra vida cotidiana: perdonando y dejándonos perdonar.
Desde la Soledad del Sagrario
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