Estás aburrido, ansioso, inquieto, molesto, perdido, insatisfecho, contento, alegre, relajado, pasándolo bien, molesto, sufriendo, siendo paciente, aguantando a otro, acompañando, esperando, soportando, ayudando, en silencio y... Todo eso cuando está puesto en su presencia es oración.
Nada se pierde ni se desestima. Todo cobra valor infinito en Manos de Dios, porque Él lo enaltece, lo agranda, lo sublima, lo diviniza. Todo se hace oración cuando se ofrece en su nombre.
Y te das cuenta que lo que estás ofreciendo es tu propia persona, porque cuando haces todo lo arriba enumerado y más... eres tu quien te estás ofreciendo, y ante ese ofrecimiento, tu Padre Dios no puede negarte nada, porque te conoce, sabe cómo eres, te ama y ha estado esperando que simplemente te ofrezca tal y como Él te ha creado. Amén.
2 comentarios:
Es verdad, ofrecemos nuestra propia persona a Dios, pues no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a Dios, y amando a Dios nos perfeccionamos para amar a los hermanos.
«Te doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida. Te ofrezco mis pensamientos, palabras y obras de este día. No permitas que Te ofenda y dame fortaleza para huir de las ocasiones de pecar. Haz que crezca mi amor hacia Ti y hacia los demás.» Fuente: http://www.churchforum.org/ofrecimiento-obras.htm
Son tantas las cosas por la que podemos dar gracias a Dios, que la lista sería muy larga.
También le estoy agradecido, hermano Salvador, por el amor que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, por su fidelidad al Papa.
Es la piedra donde Jesús apoyó el Colegio Apóstolico, y a él seguimos con Xto. Jesús a la cabeza.
Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.
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