Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 19 de enero de 2013

NO QUIERO AGOBIARTE, SEÑOR.


No quiero agobiarte con mis peticiones. Supongo que te tendré cansado, siempre el mismo rollo. Sólo una cosa quiero ahora, o mejor, pretendo ahora: "Estar contigo en silencio, tratar de escuchar lo que Tú quieras decirme y ponerme a tu disposición si llego a entender que quieres de mí".

Pero, en principio, solo permanecer a tu lado, frente a Ti, y sentir la alegría de tener la dicha de sentirme tu amigo, tu hermano e hijo del mismo Padre, por tus méritos y tu entrega gratuita de merecerlo por Ti. Me propongo no pedirte nada, simplemente que me permitas estar contigo, seguirte y recibirte todos los días. Tú dirás, ¿qué quieres de mí?

Tengo que decirte que me da un poco de miedo, porque no tengo confianza en mis fuerzas, me siento débil y frágil con mi pobre humanidad. Tú sabes que me cuesta vencerme, vencerme a los apegos y tentaciones de este mundo, pero tengo esperanza de que Tú me puedas ayudar en todo eso. No sé cómo, pero yo confío en Ti.

Por eso, no hablo, no digo nada porque metería la pata, ni tampoco sé que pedir. Yo solo a tu lado, en silencio, sin abrir la boca. Tratando de estar atento, expectante y dispuesto a escucharte y obedecerte. Simplemente, Padre, quiero permanecer en Ti. Amén.

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