Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 3 de junio de 2013

QUIERO VIVIR ALIMENTADO DE TI



Esperaré, Señor, esperaré a que Tú decidas darme tu alimento. No me iré a buscarlo por mi cuenta, porque mi alimento es perecedero, no acaba con mi hambre y no me deja satisfecho. Volveré a sentir hambre; volveré a caminar para buscar y saciar mi hambre. Y mi pobre cuerpo nunca encontrará descanso, siempre irá errante paso tras paso buscando esa agua que le dé la vida y el descanso eterno.

Por eso, mi Señor, no me muevo delante de tu presencia. No importa lo que tarde. Esperaré a que Tú decidas repartir tu valioso Pan. Ese Pan que salta hasta la vida eterna. Ese alimento que me llenará por completo y que nunca más volveré a tener hambre y sed.

No me voy, Señor, seguiré esperando hasta que Tú quieras que espere. Porque sé que Tú eres mi amigo, sabes de mis penas y deseos. Descubres mi cansancio y adivinas mi sed y hambre por alimentarme. Pero un alimento que me sacie eternamente y que me lleve a contemplarte eternamente. ¡No, Señor!, yo no me muevo de tu presencia. Seguiré expectante, vigilante, atento y presto a comer de tu Pan. Ese Pan que sé que me dará la vida eterna.

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