La voluntad divina a tiempo y destiempo.
Cuando nos toca esos momentos de dolor, de confusión, de sufrimientos,
de heridas causadas por las humillaciones e injurias recibidas, o simplemente
por el olvido de los nuestros, de los que amamos… entonces es el momento de
recogernos en nuestro interior para decirle al Dulce Huésped de nuestra alma…
aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.
Cuando las cosas nos salen mal… cuando los planes se nos hacen sal y agua…
cuando la enfermedad nos abraza hasta asfixiarnos… cuando noticias inesperadas
nos llegan haciéndonos temblar hasta el tuétano… es el momento de mirar hacia
el Cielo y en un arrebato exquisito de amor decirle a nuestro amado Padre
Celestial… aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.
Cuando un ser querido se nos va y nos deja sumergidos en el dolor…o el divorcio nos toca sorpresivamente vivir… cuando
ya los niños no están en el hogar porque han
crecido y han volado a otro nido y la soledad se hace palpable, cuando
la edad nos hace vernos incapaces de mostrar la agilidad acostumbrada, cuando el cansancio hace presente el cumulo
de años vividos… ha llegado el momento de sentarnos y contemplando la creación
su hermosura, su exquisita belleza decirle al Maestro Paráclito… Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad…
Es cuando el alma en un derroche de amor, suspirando por el Amado se le oye decir:
“Señor…aquí estoy... para hacer Tu Voluntad… a tiempo y destiempo… en todo
momento… porque Tu eres lo más importante de mi vida… mi única razón de
existir… y Tu Voluntad es mi mayor alegría… ahí donde quieres en las penas o en
las alegrías, en el dolor o en la felicidad, acampanada o sola… aquí estoy,
Señor, para hacer Tu Voluntad… mi adorado Dios…”
imagen de la web |
Desde la Soledad del Sagrario
1 comentario:
Dios los bendiga y los acoja Jesús en su regazo amén.
Publicar un comentario