Estoy en este mundo porque Dios me creó, porque me quiere. Y con Él puedo vencerlo |
Porque no soy de este mundo caduco y efímero. Todo aquí huele a temporal y a final. Nada queda ni perdura, por lo tanto, el gozo y la felicidad que busco tiene sus días contados.
Sin embargo, Tú, Señor colmas mi dicha, hueles a perfume eterno y tu presencia desborda el tiempo y sometes la eternidad, porque Eterno eres solo Tú.
Tú, Dios mío, eres dueño de todo lo creado, lo visible por el ojo humano, y también lo que no llega a ver. Eres Fuente de felicidad y de gozo eterno, y a Ti estamos llamados, porque fuera de Ti todo es tinieblas, oscuridad, confusión y muerte.
Tú, Señor, has vencido al mundo rechazando todas las propuestas con las que el demonio quiso tentarte. Tú, Señor, has vencido la muerte resucitando para siempre, y Tu, Señor, nos has prometido que nosotros, en Ti, y asistidos por el Espíritu Santo, también venceremos al mundo y a la muerte.
Por eso, Señor, te pedimos que, por la acción del Espíritu Santo, no desfallezcamos en el esfuerzo de buscarte y de organizar nuestra vida según la Voluntad de tu Padre. Tal y como tu hiciste, Señor, poniendo siempre en nuestra prioridad vivir según el amor que Tú nos propones. Amén.
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