Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y ...
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Hay momentos de oscuridad, de desgana, de ceguera, y el corazón atenaza los sentimientos, y las palabras quedan encadenadas a la lengua. No sale nada, no se expresa nada, no hay ni ganas de hacerlo. Todo se vuelve oscuro y la voluntad se debilita hasta el punto que se te paraliza el cuerpo y la mente.
Sin embargo, hay todavía una opción, una posibilidad que se hace oración: ¡Dios mío, toma mi alma y sálvala! Me pongo en tus Manos, porque a pesar de mis debilidades y fracasos, sé que Tú, Espíritu de Dios, estás conmigo y presto a recoger mi llamada y protegerme de mis debilidades y limitaciones.
Quiero que me acompañes, pues a pesar mío, Tú me has creado, me amas y me ofreces la salvación eterna. Soy tuyo pese a que me resista a no creerlo, ni a tener plena confianza en Ti. Me repito que no estoy solo. Tú, Señor Jesús, te has ido, pero me has dejado tu Espíritu para que no me pierda.
Sólo tengo que dejarme guiar, confiar en Él y estar atento a sus consejos e indicaciones. Ahora me encuentro mejor, siento que el ánimo me viene. Me lleno de paciencia y espero, tranquilo y sereno, que el Espíritu Santo me hable y me dirija. Después de todo siento un alivio en mi ser, pues aunque no eludo mis responsabilidades, me tranquiliza y serena el saber que tu, Espíritu Santo, vas conmigo.
1 comentario:
No se que me pasa, pero gracias sólo gracias.
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