Mi alma se llena de
gratitud por Aquel que pacientemente me espera día y noche en la soledad del
Sagrario.
Mi alma se siente
rebozar de felicidad al saberse eternamente amada por aquel que por Amor a mí se ha quedado como
alimento y bebida para mi alma.
Mi alma estalla de alegría
al saberse deseada por Aquel que es Rey y Dueño de la Creación… quien vive cerca
muy cerca… así en cualquier momento
pueda acudir a su encuentro…pasar horas ante su presencia… reconociendo que las
llamas de su corazón saltan de júbilo al verme rendida de amor a los pies del
Sagrario.
Mi alma se goza, ya
desde ahora, con el encuentro eterno de todo un Dios recibiendo con alegría
esplendorosa que hará temblar de emoción a mi pequeña alma… ahí en el portal de la eternidad… donde nada ni
nadie podrán jamás romper nuestra felicidad eterna… porque yo soy para Jesús y Jesús
es para mí… eternamente un solo corazón… en el Corazón del Padre.
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