No juzguen, para no ser juzgados |
Porque he hecho muchos juicios de forma muy ligera y creyéndome en la razón. Ahora, por tu Gracia, me doy cuenta de mi barbaridad. Quisiera que mi lengua se callara antes de atreverme a juzgar a nadie. Quizás pueda dar mi humilde opinión, puede ser, pero nunca juzgar ni emitir juicios que condenen o reprueben lo que otros hagan.
Incluso creyendo que pueda tener razón, porque en el fondo nunca podré saber, eso solo le toca a Dios, lo que se esconde dentro de lo más profundo de cada persona. Pero, también me doy cuenta que lo que quiero prometerte y cumplir me será muy difícil. No estoy seguro de mis fuerzas, ni creo tener voluntad para poder resistirme a la tentación de emitir juicios sobre otros.
Es posible, que fuera de mí, no me dé cuenta de juzgar en muchos momentos, pero creo que por mi cuenta tendré muchos fallos. Por eso, Señor, me pongo en tus Manos, y te pido que dirijas mi vida a través del Espíritu Santo.
Lo has enviado en tu lugar, cuando Tú te fuiste, y su misión es asistirme y guiarme por el camino de hacer tu Voluntad y no la mía. Tengo que entregarle mi voluntad, y dejarme guiar. Solo así puede hacer de mi vida los frutos que Tú esperas de mí. Yo quiero y estoy dispuesto, pero hasta en eso dependo de Ti.
Sin embargo, Dios mío, seguiré esforzándome y, con paciencia, confiando en tu Palabra con esperanza y fe. Amén.
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