Porque toda mi vida ha sido así, una sarta de mentiras. Miento porque la mayoría de las veces me pongo en tu presencia sin ganas, me cuesta estar contigo. Sí, Tú lo sabes, y creo que sabrás que algunas veces si lo deseo y me lo paso bien. Ha habido buenos momentos, he incluso llorado de gozo y felicidad.
Pero son los menos. Abundan más los hechos a regañadientes. Perdóname por creerme que con orar y rezar contigo un rato ya todo está cumplido. ¡Vaya osadía y vergüenza! De nada me vale aparentar, porque Tú lo ves todo, sabes de mí más que yo, lo sabes todo. Sabes de mis pensamientos, de mis actitudes, de mis intenciones, de mis...
Pero también sabes, mi Señor, que quiero ser cómo a Ti te gustaría que fuese, para lo que Tú me has creado, para lo que Tú Hijo ha entregado su vida. ¡Yo quiero, Jesús, pero me cuesta, no puedo superar estas pruebas! Mi orgullo, mi vanidad, mi soberbia, mi carnalidad, mis apetencias, mi... Estoy todo lleno de defectos y limitaciones.
Estoy convencido que, sin Ti, Jesús, nada puedo, ni nada conseguiré. Dame la paciencia de no falsear mi vida, de decir lo que pienso aunque no sea lo que quiero, para que eso, al menos, me descubra, me delate y no peque por mentir y aparentar.
Pero, mejor, Señor, dame la capacidad de vencerme y de, a pesar de mis caídas, levantarme y esforzarme en hacer tu Voluntad, aunque sea contra mis deseos y apetencias, porque sé que en ella encontrare la felicidad y el gozo que busco. Amén.
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