Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 9 de junio de 2012

ME CUESTA DAR Y DARME, SEÑOR

Esa pobre viuda ha echado más que nadie...

Decir lo contrario es autoengañarme. Sería una hipocresía no confesar lo difícil que me resulta dar. Dar de lo que tengo para vivir, no de lo que me sobra. No se trata de vaciar el ropero porque lo tengo lleno y ya no me cabe más ropa. Selecciono las más viejas, aunque estén de buen ver y para usarlas, y esas las reparto.

No, Señor, pienso que eso no es así. Sería mejor comprar alguna nueva, igual que hago para mí, y compartirla. Me parece eso más aproximado a lo que hizo esa pobre viuda. Y seguramente a Ti te gustaría más que fuese de esa forma. 

Porque eso es dar de lo que tengo, y darme también. Además, como dice la madre Teresa, cuando realmente duele y cuesta, es señal de que así debe ser. Pero, ¡me cuesta, Padre mío! Me pone triste y se me viene todo abajo. Me avergüenzo y lo confieso públicamente. ¡Para qué decir mentiras! Soy yo el que me engaño, pues mi Padre Dios me ve en lo oculto y sabe lo que esconde dentro de mi corazón.

Por eso, Dios mío, no tengo otra alternativa que confesártelo, y pedirte perdón. Pero también fuerzas, pues confío en Ti y en tu Gracia, pues con ella será capaz de vencerme y arrancar desde lo más profundo de mi corazón el deseo ardiente de compartirme y darme. Amén.

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