Photo: Himno: SEÑOR, TÚ ERES MI PAZ Y MI CONSUELO.
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al otro, al que está a mi lado. Primero miro quien puede ser, y más tarde juzgo su apariencia, su currículum y su nivel social. No puedo Señor despojarme de esas actitudes. Me cuesta tanto que sin la acción del Espíritu nada puedo.
Por eso, Señor, me fijo en Ti, quiero sentarme a tu mesa, ser invitado por Ti, porque sólo Tú puedes sanarme. Sólo Tú puedes transformar mi corazón y hacer que de sentirme arrogante y superior, me comporte como lo que soy, hermano y servidor de los dones recibidos.
Primero, Señor, sana mi alma, mi vanidad, mi orgullo, mi soberbia, mi egoísmo, mis apegos, mi insolidaridad, mi cerrazón, mi incomunicación, mis silencios y todo aquello que me hace sentirme diferente a mis hermanos. Y luego, sana mi cuerpo, porque también necesito el pan de cada día que me alimenta de forma materia.
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