Photo: Señor, Te suplico que este día me llene de confianza, no en...
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como el centurión que ilumines mi mente y aumentes mi fe. Sé, repitiendo las palabras del centurión, que no soy digno de que entres en mi corazón, pero sólo tu deseo hará que mi corazón se haga tuyo y se ponga en manos del Espíritu Santo.
Soy débil, desconfiado, razonador, quiero ver como Tomás antes de creer, y mi fe se tambalea como Pedro sobre las aguas. No puedo superar esos miedos y traspasar mi razón para creer como a mí me gustaría. Pero sé que Tú puedes. Al menos eso quiero creer y yo y cerrarme los ojos a tu acción y misericordia.
No puedo hacer más sino confiar con todas mis dudas y miedos en tu amor. Y abandonado a tus Manos esperar que, cuando Tú quieras, mi mente se abra y vea más claro, más confiado y más firme.
Yo no tengo criados, sólo una Madre, esa que Tú en el momento de ponerte en manos de tu Padre me has dejado. Y en esa Madre pongo todas mis esperanzas, para que por medio de Ella te llegue a Ti mi grito de súplica y ruego. No soy digno de merecer nada y en el SÍ de María me pongo en tus Manos para que aumentes mi fe e ilumines mi mente. Amén.
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