- Y así también lo ha querido Dios: que María, la “llena de
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tengo la oportunidad de redención en Jesús. Por ti, María, puedo injertarme en Jesús, pues al tomar mi misma naturaleza humana puedo asirme a Él y vencer al mundo que me tienta y provoca.
Por ti, María, la primera comunidad de apóstoles y discípulos de Jesús fortalecieron su unión y me transmitieron la vida y los hechos de tu Hijo Jesús.
Por ti, María, puedo vivir la Vida de la Gracia que ya me ha merecido Jesús al morir por mí en la Cruz.
Por ti, María, me lleno yo de Gracia también al serme dada como Madre por tu mismo Hijo Jesús en su muerte al pie de la Cruz.
Por ti, María, participo de la Gloria del Padre al ser hijo adoptivo por los méritos de tu Hijo Jesús, y coheredero con Él de la Vida Eterna.
Por ti, María, y gracias a tu sí, tengo la esperanza de alcanzar, injertado en Jesús, la promesa de salvación del Padre que me hace eternamente dichoso y feliz.
Por eso, María, tú eres Madre, Madre de todos los hombre y arrimados a ti caminamos juntos, llevados de tu mano, hacia la Casa del Padre que por los méritos de Jesús hemos encontrado. Amén.
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