Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 23 de agosto de 2013

SIENTO VERGÜENZA



Sí, siento vergüenza, pero al mismo tiempo me fortalece el tomar conciencia que uno de los dones del Espíritu Santo es precisamente eso, dolernos de ofender al Señor. Es el don de temor de Dios, porque cuando sentimos vergüenza de ofender al Señor, estamos diciendo que nos molesta, que nos da miedo el fallarle y no dar lo que Él espera de nosotros.

En ese sentido, me da miedo de tantas promesas y esfuerzos que siempre acaban en lo mismo. Señor, perdona todas mis faltas y fracasos; Señor, perdona todas mis debilidades y apegos. ¿Qué sería de mí sin tu Misericordia y tu Amor? Al menos, esos temores me ayudan a darme cuenta de mis debilidades y de la necesidad imperiosa que tengo de cobijarme en tu Corazón.

Gracias, Señor, por tu gran interés, por tu gran amor y paciencia con cada uno de nosotros. Gracias Señor por darme, cada día, una nueva oportunidad de poder amar a los que pasan cerca de mi vida, y de poder demostrarte que mis palabras y esfuerzos no  son palabras y vida que se las lleva el viento, sino que están ahí tratando de hacerse vida y demostrarte en los hermanos, también tus hijos, que te quiero.

¡De verdad, Padre mío!, se me quita el miedo y me inunda una gran confianza de sentirme querido y amado por Ti. Pero es bueno, lo comprendo y lo reconozco, que sienta ese temor de fallarte para que cada día siga esforzándome y exigiéndome en ser un buen hijo amando a mis hermanos.

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