- "Dios mio, tu ves cómo estoy, sabes lo que siento y lo que sufro, ...
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Y me siento atraído, débil e inclinado a desfallecer. El camino se hace duro y complicado, pues al desinterés de la gente, se une la debilidad de la carne. Encima me envías solo con un bastón, sin alforja, sin nada que me pueda asegurar la desventura o las dificultades.
Y me auguras enfrentamientos, y si era poco, con los míos: padre, madre, hermanos... Se hace muy duro empezar el camino, y el horizonte se ve muy negro. ¿Qué hacer, Señor? Porque, eso sí, Tú tienes Palabra de vida eterna, y yo quiero creer.
Mira, Señor, me cierro los ojos, me fío de Ti, y me pongo en tus Manos. Camino a tu lado, y todo aquello que se interponga entre nosotros lo quitaré de mi vista. No dejaré que nada se interponga entre nosotros, sea lo que sea, incluso familia, amigos o intereses.
Tú, Dios mío, serás el primero, porque contigo nada me puede fallar. Sé que será difícil, pues Tú mismo me lo has dicho, y Tú no mientes, pero sé también que si Tú me lo propones, no me vas a dejar sólo y estarás a mi lado para levantarme, animarme y darme fuerzas.
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