Señor:
Tengo ansias de seguirte: alárgame tu mano y no me dejes.
Señor: Estoy triste y huérfano: déjame inclinar mis sienes en tu Corazón divino.
Señor: No se hablar contigo, enséñame a orar y pon un poco de miel en mi oración para no dejarla.
Señor: El
camino de mi vida está sembrado de espinas, enséñame a caminar con valor y
paciencia.
Señor: No
tengo amigos que me acompañen, deja que yo te llame mi amigo.
Señor:
Soy un gran pecador: dame un arrepentimiento sincero y el ósculo de paz.
Señor: Tengo
miedo de perder mi alma: aprisiónala en tu Corazón amante.
Señor: Tengo
parientes y amigos que están pobres y necesitados de tu gracia, dame para ellos
una limosna.
Señor:
Tengo compasión de las almas del purgatorio, dame también para ellas un
consuelo.
Señor:
Dame hospedaje en tu casa para que seas Tú mi hermano, tu Madre la mía y San José
mi padre.
Adiós, Señor,
mañana volveré a importunarte y seguiré hasta que me abras las puertas del
cielo para gozarte y amarte eternamente.
ANÓNIMO
Desde la Soledad del Sagrario
No hay comentarios:
Publicar un comentario