- El sembrador de la buena semilla es el Hijo del
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tu Palabra, Dios mío, y un corazón capaz de vivirla. Porque mis fuerzas son escasas y débiles, y solo no podré resistir las tentaciones y seducciones del sembrador de la cizaña, el Maligno.
Sé que mi vida es una lucha constante, y necesito tus fuerzas, tu espíritu, tu Gracia para poder vencer. Quiero mantener la bondad de los frutos que con tu buena semilla has sembrado en mí. Quisiera cultivarlos con tu Gracia, y cuidarlos hasta que maduren y sean buenos a tu mirada.
Pero necesito saber el camino por donde andar y no tropezar. Quiero seguir tus consejos, tus sugerencias, tus propuestas tal y como Tú nos las dice. Por eso, te pido, Señor, que me llenes de tu sabiduría, la sabiduría de saber discernir el bien del mal; de saber elegir el bien del mal, y de rechazar todo lo malo que, en el campo de mi vida, se cultive con la semilla maligna. Amén.
1 comentario:
Amen.
Bendiciones.
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